viernes, 17 de junio de 2011

Mirar el Azul por Rotmi Enciso

Año 28 No. 153

MIRAR EL AZUL

Rotmi Enciso

CENIZAS

Tardé en darme cuenta que era a mí a quién iban a entregar las cenizas de Oli. Era muy fuerte pensar en eso. Pasamos 22 días juntas en el hospital y ahora regreso a mi casa con las cenizas de Oli en mis brazos. Me explico ahora porque no pude nunca despedirme.

Ella se entregó a mí y aún cuando ya no tengo sus cenizas a mi lado sigue aquí...dentro, muy dentro de mi corazón

FUERZA DE ATRACCIÓN INEVITABLE

Niñas fuimos y la vida una aventura por vivir. Mano a mano, paso a paso, mi compañera de vida, de suerte, de los días de la infancia, de las tardes de la adolescencia, de los juegos y los ritos, de los cuerpos que cambian y se transforman en otros, mientras que nuestros brazos siguen entrelazados. Mi espejo, mi cómplice, mi niña, mi nena...mi hermana, mi Oli, mi más grande amor.

42 AÑOS

Mi niña Oli de cuarenta y dos años se quedó estacionada por ahí en la adolescencia. Se llenó de estrellas y fantasías, de duendes y princesas. Su niña me llama, la abrigo, le doy cariño, la apapacho. Su niña es dulce y tierna. Hace berrinches y a mi me gustan. Le doy de comer en la boca. Le peleo para que coma un poquito más cada vez, la obligo a comerse las verduras que no le gustan y me deja de hablar, me hace muecas.

CORDURA

Nada se parece a nada, vivo en otra dimensión, me siento todo el tiempo dentro de la más cruel pesadilla, sólo cuando duermo escapo de esta realidad y despertar me duele, me duele abrir los ojos, me duele todo el cuerpo, me duelen los sentidos, no quiero vivir esto. Es muy doloroso ver sufrir a quien amas , es tremendo hacerte la fuerte todo el tiempo, no demostrar el sufrimiento, esta cordura necesaria me tiene loca, no tengo espacio para sentir, no tengo tiempo, no quiero que Oli vea la dimensión de mi dolor y entonces me río, le hago bromas, le cuento historias.

ESTOY AQUÍ

Le repito incansablemente. Aprieto su mano, le canto, le platico, le leo cartas, le doy masaje. Estoy aquí y no voy a irme, no estás sola, aquí estoy, aquí estoy contigo. Te quiero, tu sabes cuanto te quiero.

ME OLVIDO DE MI

No hay rastro de mi vida, de mi ocupación, de mis pendientes, de mi cámara de foto. Sigo el ritmo de los días, la incertidumbre de cada momento, la lista de medicamentos, la preocupación de tener lo necesario, el equilibrio ante el abismo.

LA SUTIL DIFERENCIA

La muerte toma la escena, se pasea por los pasillos, abre la puerta y nos da frio.

O es mi piel la que se hiela, es mi alma. No te acerques –le pido-. No te rindas –le digo a Oli-. No te vayas. Lucha por vivir, por vivir. Siento la fragilidad de la vida, todo se rompe, se crispa, todo pierde su valor. Quiero su sonrisa, su vitalidad, su fuerza. Quiero tomara de la mano y llevarla conmigo.

QUIERO A OLI VIVA

Habitantes del destiempo, compañeras de la casualidad y circunstancia.

Las habitantes de este cuarto son todas mujeres –como muchas veces en mi vida me encuentro rodeada solamente de mujeres- de distintas edades y en diferentes procesos de enfermedad. De una sola enfermedad; leucemia.

Reyna tiene 17 años, morena de piel, ojos negros, bonita, muy bonita.

Felipa tiene como 40 años y a veces me mira con sus ojos de niña y me hace señas saludándome.

Yolanda es vendedora de hierbas medicinales, hoy cumple dos meses en tratamiento.

Cristina esta en sus treintas. Delgada y con mirada sin destino. Es de las pocas que pueden ponerse en pie y caminar algunos pasos.

Gloria tiene sesenta y tres años. No habla mucho, busca la luz del cielo cada tanto.

Recién se fue Felicita, una mujer mayor que no tenía más dinero para sus medicamentos y su esposo decidió llevarla a casa. Si se me muere en el camino ya es mi bronca –dijo-.

Oli, mi Oli tiene 42 años cumplidos, sonríe por cualquier cosa y cautiva con su carisma a enfermeras y doctoras.

TIEMPO

El tiempo es tiempo y mide lo mismo dentro de este cuarto subdividido en seis escenarios, seis historias; el tiempo se pasa indescriptiblemente sin tiempo…no hay días, no hay números, no hay nombres para el tiempo…todo es denso.

La mirada se pierde, el pensamiento va y viene, aterrizo mis ojos en el rostro de Oli, esta durmiendo, con apenas una bata de algodón azul de vestuario y una diadema que fabricó con un trozo de cobija, la contemplo;, parece tan grande, tan fuerte, tan inmensa y al mismo tiempo tan frágil. Siento el deseo de cobijarla bajo mis brazos. Duerme y vuela, duerme y todo esto me parece un sueño. Un mal sueño. Duerme y quisiera que todo esto no estuviera sucediendo.

EL BAÑO

El baño de este hospital no es como el de mi casa, es frío y lo evito. El espejo es medio gris y e reflejo de mi misma es una locura. Me doy cuenta que hace días no me peino. Mis ojos están tristes , un tanto rojos. No encuentro el momento para sentir o más bien dejarme sentir lo que esta sucediendo, necesito cordura para bregar con todo al mismo tiempo.

Hablar con las doctoras, recibir escasa información. Todo el tiempo los estudios están en proceso. “ A su pacientita- me dice muy seria la jefa de las doctoras residentes en solo cinco minutos de visita diaria- le vamos hacer un estudio , porque fíjese que es muy extraña la leucemia que tiene y en un par de días le damos los resultados”. Hago muchas preguntas…preguntas que no tienen respuesta…no sé exactamente que tiene mi hermana.

MIRAR EL AZUL

“Bueno, su pacientita se está complicando y hay probabilidades de que pueda fallecer”. La doctora seguía hablando y era solo el eco de su primera frase la que se repetía mientras parpadeaba constantemente y hacía ademanes de saberlo todo. Me llevo las manos a la cara, siento todo y nada al mismo tiempo, se abre un abismo en el piso, siento que me caigo, siento que me voy a desmayar… pero no puedo, me detengo del filo de la ventana y respiro profundamente.

Mirar el azul, tengo en el pecho una herida que no sangra…todavía.

Lo demás sin más detalles es muerte, la muerte que se va acercando lentamente hacia Oli.

La muerte que no cederá ante mi esperanza, ante la vida. La muerte que se sienta al lado, sigilosa.

No me voy, me quedo, Oli está sedada inconsciente. Conectada a tres aparatos que me erizan a cada timbrazo. Se enciende un botón, después en otro, se pagan, se vuelven a encender. Ritmo cruel para la espera, sobresalto a la continua incertidumbre.

DE LUZ LA NOCHE

Es de noche, todas duermen, dormitan.

Sus corazones laten a destiempo –al ritmo de la muerte que amenaza-. El silencio ocupa la habitación, se filtran destellos de luces de los autos qua pasan, pequeñas luces de la ciudad se asoman por la ventana. Tomo un respiro. Pienso en la risa. Entre Oli y yo la risa ha sido fundamento, raíz, conjuro.

Esta noche jugamos un rato, vaya si nos divertimos.

Bolitas de algodón se cruzaban por los cielos. Las demás habitantes nos miraban con asombro, con curiosidad. Por semanas el dolor nos ha hecho olvidarnos de la risa. Oli cerró los ojos. La risa la llevó al sueño.

SOMATIZA Y PODRÁS HUIR POR LA PUERTA DE ATRÁS

Mi madre, nuestra madre de Oli y mía, tiene mucho miedo a la muerte y no sólo eso, parece que le da miedo la vida. Qué extraño tenerle miedo a la vida y a la muerte al mismo tiempo. No hay esquina.

Mi madre se empeña en buscar la solución a sus problemas en la enfermedad y lo logra. Me llama y me dice que tiene laringitis, mucha fiebre y mucho de todo. Ahí luego te llamo. –se despide-.

Mi hermana Mariela, la más grande de la tres, piensa que es responsabilidad de mi Mamá venir a cuidar a Oli y se retira.

Yo, ¿quién diablos soy yo? Soy Rotmi, la hija menor –me digo yo--- y aquí estoy al frente de todo. Todavía no sé que es exactamente todo pero aquí estoy, dejando mi vida afuera… me doy cuenta que ya no tengo vida. Soy una habitante más de este hospital.

Soy unos zapatos que caminan.

JANETE

Cada tarde viene Janete a visitar a Oli. De contrabando le trae chocolates. Fueron novias ocho años y después se convirtieron en familia durante veinte más. Han estado juntas en las buenas, en las malas y en las peores y terribles circunstancias. A través de este tiempo he creado un cariño especial hacia Janete por el amor que le tiene a mi hermana. A veces se queda dos horas, o parte de la tarde, eso me da tiempo para ir a mi ex-casa, darme un baño, cambiarme de ropa, tomar un café . Me da tiempo de salir por unas horas al mundo exterior.

BESOS DE AZUCAR

Juego con los dedos de sus pies – ya sé que esta harta del colchón del hospital- le pongo nombre a cada uno de sus dedos y se arma la historia.

Sus brazos, dos alas que esperan abrirse. Su vientre se pone en duda si lo que en realidad hay dentro son un par de bebés y ella me engaña con lo de la leucemia. ¿Por qué no pares de una vez? Quiero ver a mis sobrinos. ¿O a caso te comiste un oso? No responde nada, sólo sonríe. Acaricio su espalda hasta que la logro dormir. Todas las noches tiene cita con el insomnio, sólo la luz del amanecer la hace descansar. La beso, la lleno de besos y le repito muchas veces que es la más bonita.

HOTEL CINCO ESTRELLAS

Haz de cuenta que estamos en un hotel de cinco estrellas – le digo a Oli mientras de reojo miro al muchacho que reparte los desayunos- Llamo a la recepción desde mi celular. “Hola buenos días, me puede traer el desayuno inmediatamente? Habitación 347 –enfatizo- . Cuelgo y miro a Oli con mi mejor sonrisa. El muchacho pone el desayuno en la mesita. ¿Ves qué rápido es el servicio aquí?.

PASILLOS, ESPACIO DE ESPERA DESESPERA

Vienen los residentes y doctoras dos veces por día. Nos piden salir a todos los cuidadores.

Uno a uno colgamos nuestras batas en el perchero. Estiramos el cuerpo, caminamos dando vueltas, nos detenemos, mostramos por un instante nuestro cansancio. La fatiga del destiempo. Nos quitamos el tapa boca y respiramos. El corredor es nuestro sitio de espera.

Cuando cae la tarde los cuerpos se convierten en siluetas tras la luz que se filtra. Se puede ver la expresión corporal. Nuestros cuerpos están quebrados y crean formas. Hay mucha tristeza, incertidumbre, desconsuelo, impotencia. Es curioso pero nuestras miradas no chocan, todas tienen un destino diferente, incierto, impreciso. Miramos sin mirar, miramos hacia dentro, hacia dentro de nuestros miedos, de nuestra esperanza congelada, del deseo de salir de ahí.

Todos llevamos nuestra sombra encima nuestro.

AGUA DERRAMADA

Oli tiene neumonía, la tos implacable la agota a cada instante. Logro dormirla susurrándole historia, acariciando su frente, su espalda. La tranquilidad se rompe de golpe bajo los gritos de un cura X. ¿Cómo están? Grita desde la puerta como si estuviéramos arriba en un cerro. -¡Silencio!- le digo, él sigue. ¿Ya se confesaron? ¿Ustedes están casados por la iglesia? No puedo creer lo que estoy escuchando. Una a una le responden sin cuestionarle nada a él. ¡Hey! Este es un país laico. Es un hospital laico. A caso este señor no sabe lo que quiere decir eso. Oli y yo cerramos los ojos para pasar desapercibidas pero el cura se acerca a ella y le grita al oído. ¿Qué no ve que esta dormida mi hermana? ¿Cómo está? –me responde-. Yo estoy bien y mi hermana esta dormida, siga su camino. No tienes que ser descortés, seguramente ella me está escuchando. Eso es seguro, porque usted no habla; grita. Y no estoy siendo descortés; le agradezco su presencia y aún más le agradezco que siga su camino.

Me mira indiferente mientras se recarga en la mesa, tira las botellas de agua que espléndidamente se derrama sobre el piso. ¿Ya vió lo que me hizo hacer? –me mira molesto-.

INEVITABLE

El dolor y la angustia se han convertido en mi piel, son mi ventana y mi reflejo. Tengo miedo y al mismo tiempo esperanza de que Oli si ga y pueda, siga y quiera vivir. ¿Morir o vivir?

Es su cuerpo el que nos traiciona. Exteriormente se mira muy bien, dentro de ella hay un desorden, un caos; se agita, se agota, se cansa.

Yo le apuesto a la vida, le apuesto al amor sin medias tintas. El amor es una locura gratuita e inevitable. El amor es un banquete donde degustan dos; una amante y una amada. ¿Cuál soy yo? Soy la amante dispuesta a todo, la que da, la que conforta, la que cede. Ella es mi amada y aquí me tiene, no me importa olvidarme de mi, quiero darle todo. Mi amor por esta muchacha linda es nítido, es raíz, es mi sangre, es mi luz, mi música . Amor de estrellas. Esta es una cita de amor con Oli y no quiero creer que tal vez sea la última.

OPERACIÓN VACUNA

A ver madre, vamos a operar a su hermana del bazo porque ya no es vaso, es jarra y entonces está absorbiendo los poderes que le transfundimos. Necesitamos que surta esta receta. El medicamento no lo venden en farmacias comunes, sólo en laboratorios, por cierto, es muy difícil encontrarlo, busque información en este número telefónico.

La aventura de llamar, buscar, preguntar, ir, venir, volver a ir, dura cinco horas, regreso al hospital con la vacuna bako el brazo.

MÁS TARDE

Baje a pagar este estudio porque fíjese que el que le hicimos se perdió y hay que volverlo a hacer. En algunos días tendremos el resultado.

ÁNGELES VOLAR

¡Rotmi! Ayer me visitó un ángel y se sentó junto a mí, sólo me miraba y sonreía, era un ángel negro. Sonreía de oreja a oreja, creo que me quería decir algo. Después pasó otro volando hace un rato, se detuvo junto a mí y me sonrío. ¿Tu me crees? Si, si te creo.

ESTADO CIVIL

¿Estado civil? Pregunta la Doctora mientras teclea torpemente una máquina de escribir llenando la carta de defunción.

Mujeriega –respondo-. Fue amada por muchas mujeres y muchos hombres.

¿Ocupación? –Vivir-.

Pase a Patología.

PATOLOGÍA O TRAUMATOLOGÍA

Aquí nadie te anuncia que en unos momentos tienes que reconocer el cuerpo y que van a romper de un tiro la sabana para descubris solo el rostro.

Oli se ve como durmiendo, todavía tiene el mismo gesto de los días de sueño.

Le doy un beso ante los ojos atónitos del personal. Acaricio su mejilla. Ya nos vamos, ya nos vamos –le susurro-.

DEJAR IR

Dice mi amiga Rosamaría Roffiel que cuando un ser querido está en agonía percibe el amor y no puede morir porque siente que no puede dejarte y que hay que alejarse para que pueda hacerlo. Así fue. Oli murió al lado de Mariela a las 5.45 del amanecer de un viernes.

Mis pasos detuvieron mi velocidad de rayo para alcanzar a verla en la misma cama donde pasamos juntas todo. Lentamente caminé hacia ella, a encontrarme con su cuerpo ya sin vida. Nunca pensé que la tendría así entre mis brazos. Cerré los ojos, se detuvo el tiempo, indescifrable es lo que sentí. Mi cuerpo y su cuerpo entrelazados como siempre pero sin vida. Entrelazados en el último abrazo…un solo cuerpo…un solo amor.

Morir, morir,

morir sola

para quedarte

viviendo

dentro de

mi corazón

Disfruté tanto tanto cada parte

Y gocé tanto tanto cada todo

Que me duele algo menos cuando partes

Porque aquí te me quedas de algún modo

Ojala nunca sepas cuánto amaba

Descubrirte en los trillos de la entrega

Y el secreto esplendor con que esperaba

Tu reclamo de amor que ya no llega

Anda corre donde debas ir

Anda que te espera el porvenir

Vuela que los cisnes están vivos

Mi canto está conmigo

No tengo soledad

Si uno fuera a llorar cuando termina

No alcanzaran las lagrimas a tanto

Nuestras horas de amor casi divina

Es mejor despedirlas con un canto

Silvio Rodríguez

4 comentarios:

  1. Cuánto me duele que hayan dejado de publicar la revista FEM, tanto en físico como virtualmente. De ella abrevé muchos años para convertirme de una mujer normal - más o menos víctima, más o menos machista y misógina como todas - a una feminista por convicción, lo que me dio la fuerza y el coraje para defenderme y terminar un matrimonio donde había mucho sufrimiento. Parte de lo que debí hacer para sobrevivir en esos primeros meses, fue vender mi amada colección de FEM a una académica feminista de Querétaro pues pensaba que, al fin y al cabo, podría releer mis artículos a través de la red; sin embargo, yo no tengo acceso a ellos. Para mí fue una gran pérdida. Lo siento tanto. Mercedes

    ResponderEliminar
  2. Sigan subiendo letras de fem porfis :)

    ResponderEliminar
  3. Sigan subiendo letras de fem porfis :)

    ResponderEliminar
  4. Hola, saludos. Con motivo de los festejos de la Biblioteca Nacional de México un grupo de académicas proponemos la presencia de la revista Fem, nuestra bien querida y apreciada revista que nos sirvió tanto para crecer y ser "un poco" más libres.

    Mi agradecimiento eterno a todas esas mujeres por su trabajo. Hoy presentaremos un poco de esa historia en el 150 aniversario de nuestra Biblioteca Nacional de México.

    Y sería excelente contar con la publicación digitalizada. Por cierto, el número uno de la revista desapareció de tanto ser solicitado. Sólo contamos con una fotocopia.

    Abrazos sororales

    ResponderEliminar